Invitación de La Justicia del tarot
La Justicia representa el equilibrio en todas sus formas y a todos los niveles.
Observando la carta, vemos que el rojo es el color que predomina, dotando de fuerza y poder terrenal al arcano. Le sigue el gris, como muestra de equilibrio, protección y objetividad. Y el amarillo hace referencia a la inteligencia a emplear.
La balanza que sostiene el personaje en su mano izquierda simboliza el equilibrio. Este equilibrio, además de hacerte una llamada de atención para aplicarlo en cualquier exceso de tu vida, hace especial énfasis en el equilibrio en tus acciones.
Nos vamos con ésto a la ley del Karma, acción – reacción, o causa y efecto. En este sentido, La Justicia indica la importancia de sopesar, analizar y valorar tus acciones y sus consecuencias.
Por otro lado, si nos fijamos en la espada, en ella podemos ver el rigor a la hora de impartir justicia. Cabe destacar que el arcano muestra la importancia del uso de la inteligencia (las espadas representan el elemento aire, y éste a la mente), tanto para actuar, como para juzgar. Objetividad, imparcialidad y equidad.
¿Cómo puedo aplicar esta invitación en mi vida?
Analiza todas las áreas de tu vida y en cuál o cuáles sientes que no hay equilibrio. Ya tienes por dónde empezar…
¿Cómo puedes armonizar estas áreas, situaciones o circunstancias? Busca en tu interior aquellas respuestas que te transmitan armonÃa al respecto.
Otro ejercicio a practicar es el de sopesar tus acciones. Seguramente, a bote pronto, todas te parezcan «justas». Trata de ser objetiv@. Posiblemente te venga alguna situación en la que, aparentemente, desde tu punto de vista, has actuado de la manera «correcta».
Ahora obsérvalo con perspectiva y poniéndote en esa situación, o imaginando a un ser querido en esta tesitura. Quizás ya no lo veas tan equilibrado. Más aún si te has movido por la emoción, en vez de actuar desde la imparcialidad.
Por último y, para las personas autoexigentes: sé sincer@ contigo mism@: ¿cuán exigente eres contigo?, ¿estás continuamente criticándote?, ¿todo lo que haces «necesita» estar mejor porque no es «suficientemente» bueno?, ¿paralizas proyectos porque hay mejoras pendientes?…
Aquà tenemos la carta del autoexigente que se pasa la vida fustigándose. Si es tu caso, esta carta te insta a suavizar tu nivel de exigencia. Date permiso para cometer errores. ¡Todos cometemos errores a diario! y no pasa nada. De ahà nace el aprendizaje.
Es importante que entiendas esta parte porque te autocastigas y sufres por algo que es natural experimentar. Una cosa es que te gusten las cosas bien hechas, y otra es que nunca estén suficientemente bien. Es momento de entender y aceptar que la perfección no existe y que, lo que para ti puede ser perfecto, no lo es para el resto; y viceversa.
Y ahora vamos con el juicio a los demás. Algo que estamos muy acostumbrados a practicar. En este sentido, estamos en nuestros zapatos, no estamos en los zapatos del otro. Por tanto, no conocemos su historia, sus emociones, su niñez, su educación, su cultura, sus heridas, sus traumas, su dolor… No conocemos casi nada. Con lo cual, ¿en base a qué podemos opinar?
Opinamos y juzgamos desde nuestra emoción, nuestras heridas, nuestros traumas, nuestra educación, nuestra cultura, nuestra infancia… En definitiva, nuestra historia.
Y bastante tenemos cada uno con gestionar nuestra historia, como para opinar de la ajena desde nuestra perspectiva e ignorancia al respecto. ¿No te parece?